sábado, 1 de mayo de 2021

Perdóname si nunca te dije...

Para uno de los hombres más importantes de mi vida, para aquel cuya luz abandonó mis días hace tantos años y a quien recuerdo cada vez que el cielo está despejado. A ti, Camilo, a tu hermosa personalidad y a todo aquello que por tantos años no te pude expresar. 


Perdóname si nunca te dije...


¿Cómo sería la vida que verían tus ojos hoy en día? ¿Te gustaría? Pienso en ti, aunque no con la constancia que debería, pero lo hago cuando la luz acaricia mis días, lo hago cuando toco una alta cima, lo hago cuando me siento viva, porque así me enseñaste a pensar en ti, porque sé que así es como quieres que te traiga a mí.  No te he escrito antes por falta de valor, es muy duro entender que no estés aquí, es muy difícil comprender que no pudimos cumplir los sencillos deseos que juntos soñamos, es tan complicado pensar que no te di más.

Realmente debería disculparme, pero no como me disculpo con los demás ¿Sabes? Con ellos debo disculparme por qué sé que se enojarán por mi inestabilidad en sus vidas y mis constantes ausencias en sus días, pero es que siempre estuve sola y no me acostumbro a sus compañías, pero contigo quiero disculparme como nunca pude hacerlo, con el corazón encogido y las lágrimas atoradas en la garganta, perdóname si fui una mala amiga, perdóname si no pude cumplir con la salida al parque, si nunca te visité en vida y jamás jugamos más que aquellas tardes en el pasillo de la clínica.

Perdóname si nunca te dije que te adoraba, pero Dios sabe que lloré por días tu partida. Perdóname si siempre pensé primero en mil cosas menos importantes antes que en verte a ti, perdóname porque nunca pensé que te irías antes sin mí. ¿Pensaste en mí en tus últimos momentos? No es tu culpa que estuviera lejos, siempre he sido una tonta sin remedio y mucho tiempo me cegué en lo incierto, persiguiendo sueños idílicos que se derrumbaron sobre mi cielo. Lamento desde lo más profundo de mi corazón no haberte dado algo más, lamento si aún no tengo el valor de ver las fotos bailando juntos aquella ocasión, una parte de mí se rehúsa a aceptar que fue un adiós.

Aprendí las mejores cosas de la vida, de ti. Aprendí a sonreír con el alma, más allá del cubrebocas. Aprendí a expresar con pequeños gestos un universo de amor, aprendí que los corazones más nobles se quedan grabados a fuego en tu alma. Te veo aún cuando cierro mis ojos, te veo aún cuando pienso en ti, tu rostro, tu sonrisa y la calidez de tus manitas, te extraño, aunque no lo suficiente como debería.

Nunca superé tu partida, para ser sincera me destroza la vida pensar que ya no estés en mis días, que no exista tu presencia junto a la efímera promesa de una dulce convivencia, me duele saber que aunque vaya a tu casa, encontraré un profundo vacío, empezando en tu cuarto y ahogándose en los corazones de quienes te amaban, para terminar con un estruendo en los huecos de mi alma.

Sigo pensando que un día te podré ver, sigo pensando que un día jugaremos de nuevo a la Play, que reirás con euforia y disfrutarás tu victoria sobre la sombra irrisoria que acortó tu trayectoria, vencerás a los dolores como me enseñaste a vencerlos y cumpliremos cada promesa que ahora es sólo un vago sueño. Perdóname por no escribir más sobre ti, perdóname por no enseñarle más al mundo el maravilloso hombrecito que eras a tu corta edad, a la edad que una odiosa enfermedad te apartó de tu brillante porvenir y dejó una huella imborrable en mí.

Discúlpame si no hablo mucho de ti, pero eres el tesoro que guardo sólo para mí, eres el más preciado recuerdo que tengo de los días más oscuros de mi vivir, eres la prueba fehaciente de la infinita bondad que puede residir en un corazón y de cuánta alegría trae al mundo el reír de un dulce niño. Perdóname, mi querido Camilo, perdóname por no haber hecho más por ti, por nunca decirte todo lo que fuiste para mí, por escribirte mis versos casi ocho años desde la última vez que te vi, que partiste de aquí, perdóname por haber puesto nimiedades por delante de ti, por no haber estado ahí, por no poder cumplir tus deseos, por no haberte dejado cuidarme por el resto de nuestras vidas y ¡Gracias! Por haberme amado cuando no me sentía linda, por haberme prestado tu peluche cuando tenía mucha angustia, por haber querido casarte con una niña tan extraña, cuando aún no teníamos idea de la vida y sus dificultades, gracias por elegirme y ser mi alegría en la vida que entonces se me desvanecía.

Gracias, Camilito, por haberme dado tu corazón cuando yo no sabía que era mío, por haber sido mi mejor amiguito en los descansos de las quimios, por quererme tanto sin haberte dado ni la mitad de lo que merecías, no importa si ya no estás en mi vida, no importa si te fuiste hace ya tantísimos días, por siempre te llevaré en mi sonrisa y te recordaré cada vez que llegue a la cima, veré con mis ojos el mundo que no pudiste ver y viviré la vida orgullosa, para enorgullecerte a ti también. 



꧁Aran Nilo꧂



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