jueves, 4 de mayo de 2023

¿Cómo aborreces y amas al mismo tiempo la vida?

 

La desesperanza sin poemas, la confesión que me envenena, un grito silencioso en medio de tanta pena, una vergüenza escrita y una dignidad sin vida. 

Confesión y Pena


La vida se me destroza y esta vez es solo por mí, un clavo saca otro clavo y me he convertido en la puntilla de cada matiz. Me quema mi recuerdo y me vuelve una intensa dualidad, no hay hueco para nada ni nadie más, siendo ambas una sin más.

¿En qué momento me perdí? ¿Cuál de todos mis errores me alejaron de mí? ¿Cómo pude estar tan ciega y perder lo único que merecía la pena? Mis decisiones hoy pesan como profundas cadenas, me desgarran en mil pedazos y no encuentro hilos que me puedan, todo pesa, todo daña, todo derrota, todo supera ¿Por qué he perdido la fuerza? Me he preguntado durante lunas cuál ha sido mi error y lo cierto es que sería más fácil contar los aciertos sin tu luz. He perdido la única cosa que tenía de valor y ahora todo es un sinsentido del cual no quiero ni escribir.

Me he negado a mis propias letras porque nada me va a aliviar, el profundo dolor que me consume es mi condena y no queda nada más ¿Para qué seguir victimizándome intentando encontrarme? ¿Para qué seguir cuestionando el por qué de mis desgracias? Es mi existencia una desgracia en sí misma.

Me he roto el corazón, le he fallado a mi razón, he destruido mis sueños con un soplo de velas y es que no sé cuál de las luces fue la que toqué, qué botón, qué mala idea, qué tren tomé sin mirar atrás, lo único que sé es que no puedo dejarme de lamentar.

Esta no era la vida que deseaba vivir, no era en absoluto lo que aspiraba para mí, tampoco es que supiera exactamente qué haría de mí, pero ahora sólo sé que me borraría sin echar el tiempo atrás, me desharía de mi propia piel, del cuerpo que me atrapa, me siento ajena a mi propia carne y me ahoga seguir respirando cada día.

¿Cómo aborreces y amas al mismo tiempo la vida? ¿Cómo la añoras y la desprecias hasta la última gota de tu saliva? Vivir es doloroso y existir es desgastante, pero cómo quisiera poder hacerlo sin que me apretase cada parte del cuerpo, sin sentir que me duele cada fibra de mi corazón, que se me agota cada neurona, deseando el adiós.

Soy mi más grande decepción, el amor que me rompió en mil el corazón, soy quien me defraudó y me abandonó ¿Cómo me perdono por fallarme? ¿Cómo me perdono por no cuidarme? ¿Cómo perdono cada imprudencia que a conciencia tomé sin clemencia? ¿Cómo le grito a la que añoraba su inexistencia que estamos cerca de ella y ahora sólo queremos nuestra vida de vuelta? No quiero creer que me merezco cada pena, pero es cierto que elegí mis pasos sin darme de cuenta, sin siquiera recapacitar, sin detenerme a reflexionar.

Llené mi corazón con un sentimiento efímero que pronto se quedó sin voz, me hastié, me cansé, me desprecié, le desprecié y simplemente me alejé ¿A dónde vamos cuando no queremos despertar? El mundo de los sueños nos abandona para enfrentar la realidad, cada día cuesta más el despertar, pero sigo abriendo los ojos ¿Qué más me queda por esperar?

He perdido y he fallado, quiero perdonarme, me quiero amar, quiero hallarle sentido a mi vida y a la existencia de la que se me dotó, pero es tan difícil poder perdonarme y encontrarme en el amor, valorar cada cabello, cada centímetro de mi piel, cada lágrima tibia que resbala por redención. Me guardo un profundo rencor que me quema sin piedad, me desprecio de vez en cuando, cuando nadie lo puede notar, anhelo la muerte como la abeja la miel, me digo que puedo, pero no puedo ni respirar. No sé por dónde empezar a perdonar, no sé cómo volver a amarme sin recordar que fallé en todo lo que podía fallar, no sé de qué manera se mira al pasado y se le dice que he arruinado cada victoria sobre la muerte y me he resignado a rogarle que me lleve… ¿De qué forma remedio lo que no tiene solución? Los colores ya no existen y se me quiebra la voz, hay tanto desespero que se convierte en desesperanza, he perdido hasta lo que dicen que nunca se cansa.  

El único consuelo que le queda a mi existir, es que aún no se acaba el agua salada que me lloro por mí, es que aún quedan motivos para lamentarse hasta morir, pero esa no era la idea, cuando llegué hasta aquí.


Aran Nilo


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