sábado, 21 de noviembre de 2020

¿Cómo odiar?

 

A la inexplicable sensación de dolor que me invadió cuando fue grande la ausencia de respuestas y se me empujaba al odio como única salida del tormento, a la pregunta que sigue sin resolución y al noble sentimiento que se ha mantenido con entereza en mi corazón ¿Y tú, sabes cómo odiar?


꧁¿Cómo odiar?


¿Conoces la definición del odio? El mundo mismo lo define como la aversión, el repudio y rechazo a alguien o algo, el sentimiento profundo y el deseo inagotable de que ocurra el mal, el dolor o la desgracia sobre aquello que nos despierta tal sentir, eliminarlo, evitarlo o destruirlo, así pues ¿Eres capaz de odiar?

Un día no hace mucho tiempo, se acercó a mí aquel caballero, mis ojos no podían mirarle sin sentirse arder, aún mi alma conservaba por él la esperanza de retroceder, de enmendar, de suturar cada herida causada por su hipocresía, me pidió entonces que le odiara, que repudiase hasta su respiración, me pregunto ahora ¿Conocía realmente lo que odiarlo significaba?

Debo admitir que, dentro de lo intrincado de su proceder, él si poseía la capacidad de odiar y de rodearse de seres con tal potencial, odiaba mis decisiones pasadas, odiaba mi vida antes de él, odiaba mi ingenuidad y mi excesiva bondad ¿repudiaba también mi actuar para él?

Alguna vez deseé también ser portadora de su “virtud” y a la misma escala de su alma, odiar todo su proceder, sus latidos y su voz, su eterno resplandor, sin embargo, no cuento con la capacidad de poderle odiar, quizás no odio realmente nada en particular, me disgustan algunos vegetales, no soporto algunas frutas, no tolero aromas singulares y rechazo la presencia de ciertos animales ¿pero odiar? No odio, por desgracia, ser inerte o con vitalidad, alimento o situación, no odio… no odio más que sólo su abandono y su falta de sensibilidad.

Pero aún odiando sus decisiones y su nula empatía a mi felicidad, no puedo odiarlo concretamente, rechazar su vida o repudiar su virtud, tan sólo puedo aprender a tolerar el curso del destino y el camino que mi existir toma a cada paso que me alejo de su ser, sin embargo, aún me pregunto ¿por qué me pidió odiar? Pensé antaño que yo odiaba a otra mujer, que odiaba su existencia hasta rabiar, pero en realidad nunca la pude odiar, la quería con verdad y anhelaba que sólo fuese un mal sueño su traición, a él le ame hasta morir y le perdoné hasta sufrir ¿por qué me pide que odie, cuando él más que nadie siempre tuvo la indulgencia en mi corazón?

No se trata de compasión, altruismo o piedad, no se trata de querer ganarme el cielo con mi humanidad, se trata de amor, de sinceridad y verdad, de todo aquello que su alma no supo mostrar. En medio de su egoísmo ¿tal vez por eso se quería odiado y despreciado, tal vez es el odio el consuelo de su alma? ¿Qué ser atado a la desgracia no desea caridad sincera de quien lo ama? ¿Qué tan negro tiene que ser el corazón o qué tan vacía lleva el alma, todo aquel que da la espalda a una vida abnegada y profundamente enamorada?

Ahora bien, tal vez mi mente quebrantada y mi corazón derrotado han juzgado mal la disposición y dirección de su obrar ¿Cómo defines su actuar? ¿Mero egoísmo con tintes de maldad o un atisbo de altruismo y sinceridad? ¿Qué significa su última petición y que conlleva con ella su gran adiós? 


Aran Nilo


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sábado, 7 de noviembre de 2020

Relato: Pequeña Danzarina

 


Al alma misma que habita en el amor, a cada ser que en la infinidad de sus sentimientos, entregó su corazón, su confianza y todo su valor, a todo aquel que encontró la vida al final de su muerte y cada noble alma que se halló a sí misma, tras perder al ser por el que habría dado la vida.

꧁Relato: Pequeña Danzarina


A pasos torpes caminas, a pasos lentos examinas, ¿Cuán perdida estás, dulce danzarina? Te tropiezas con tus propios pies y tus manos desprevenidas no detienen tu caída, ¿te has hecho daño, pequeña danzarina? Te toma de las manos y te levanta con cortesía, le miras sonriente y cantarina, te presentas, alegre danzarina, con tu voz aletargada y tu mirada perdida, no sabes si ha sido la caída que te ha dejado vacilante o el intrigante caballero que tienes delante, perpleja le observas y examinas ¿Quizás te has topado con el amor de tu vida?

Rápidamente desechas toda idea y sigues danzando por la vida, cerca de aquel que viste de azul, cerca de los ojos de infinito sin color, danzas y danzas, pequeña, sin parar, hasta que su vida misma se vuelve la melodía que tus pasos siguen sin tropezar, hasta que su voz es la guía del vaivén de tu cadera y es aquel que te ha levantado, tu compañero danzante de voz ronca y arrogante.

Dime danzarina ¿Estás segura de la vida? ¿Quién tiene segura la eternidad en cada paso que camina? Te susurran los espectadores e incluso las bailarinas que han tenido ocasión de danzar de la mano que ahora danza con la tuya, te advierten recelosas que te destrozará sin piedad, que robará lo mejor de tu baile hasta que nunca más vuelvas a danzar, pero ¿Qué haces, danzarina, por qué le confías la vida misma? Le dices entre tropezones lo que las gentes comentan y te promete aquel caballero reluciente que mienten con todos sus dientes, que tuya es su vida y tuyo su cantar, que sólo tú posees su imagen y su corazón sin dudar, y le crees, danzarina, le crees sin pestañear, porque ese hombre se ha adueñado hasta de tu alma sin dudar.

La luz emana con potencia a cada paso que dan, la magia les envuelve sin par, deslumbra cada paso y conmueve cada canción, lo que sale de su boca suena a eternidad y lo que marcan sus pasos no se compara a la bondad, llenan de vida lo que tocan e inundan de amor cada rincón ¿tienes el mundo en tus manos, verdad, danzarina? Bailas con gracia, ríes sin par, jamás en tu vida te sentiste a la igual, la dicha inunda tus venas y el amor recorre tu ser, tu corazón late su nombre y tus ojos reflejan cada sincero sentimiento en tu piel, pero entonces… tropiezas, danzarina, te caes y lo fastidias ¿Qué le ha pasado a tus pies, pequeña mía?

Conoces la crueldad en su vacío mirar, conoces el dolor en la lengua que un día te proclamó amor, sus palabras cortan tu alma y destrozan tus pies, por momentos no tienes inspiración para danzar otra vez, no recuerdas ni por asomo las advertencias que un día te dieron, tu corazón valeroso es de oro, le amas con verdad, le adoras con sinceridad, no piensas volver a tropezar, tu danza será infinita y eterno tu clamor, nunca soltarás sus manos en la danza del amor. Cada paso lo das con cuidado, cada voltereta llena de gracia y amor en sus manos, le miras con admiración y le veneras con pasión, eres parte de su alma y él parte de tu corazón, estás dispuesta a bailar hasta que te sangren los pies, pero pequeña danzarina ¿por qué ahora bailas en soledad?

Su voz ya no suena igual, su baile perdió la luz, sus ojos ya no te miran y su corazón ya no late por ti ¿Alguna vez lo hizo realmente, danzarina? Te remuerdes en dolor, te consumes en su adiós, le miras bailar con otras siluetas y te duele hasta la médula, sientes tu alma escapar por cada poro de tu piel y en cada suspiro se te quiebra la razón ¿Qué ha sido de tu corazón? No comprendes el abandono cuando tu danza está llena de calor, no comprendes el rechazo cuando en tu voz sólo hay amor ¿por qué te da la espalda aquel caballero de brillante voz? ¿Acaso ha renunciado a la luz de tu pasión? Le sigues con tus pasos torpes, le llamas con tu frágil voz, te caes y te levantas tantas veces como puedes, intentas comprender, intentas perdonar ¿Por qué ya no puedes danzar? Él era tu vida y la vida te abandonó ¿Egoísmo o independencia, dulce danzarina? Apartas la mirada de los ojos que ya no te miran.

Te arrastras por el frío suelo, te retuerces en tu infelicidad, le clamas al cielo que te abandone ya, le ruegas a la vida que de su último suspiro, sientes que si no es tuya su canción de nada vale tu valor, te resignas al lodo, te empapas de la miseria, observas al mundo en grises y te mueres en la inclemencia ¿Por qué sigues ahí tirada, danzarina, has olvidado caminar o tus piernas ya no caminan? Levantas la mirada, llena de recuerdos que hacen sangrar tus heridas, se ha llevado tu danza, tu amor y tu alegría, te sientes vacía y dudosa, inquieta y asustada ¿Qué será de la vida, danzarina, si tus piernas ya no bailan?

Un paso a la vez, pequeña danzarina, te arrastras hasta la orilla de la más profunda ruina, ¿Qué buscas en el abismo, dulce mía? Una rápida mirada y un pequeño suspiro, te lanzas, danzarina, a la profundidad inexplorada de la vida, te hundes en el agua y te quedas sumergida ¿por qué no sales de tu miseria, niña mía? Se asoma entonces tu cabellera, libre y empapada, tus ojos limpios vuelven a iluminarse con el día, tu rostro ya no tiene marcas saladas y tu boca, aunque sin sonrisas, ya no deja escapar la vida en suspiros día a día.

Te quedas en el agua, te mueves entre la corriente, no te aterra la profundidad y no le temes al fluir que te acompaña, te hundes de vez en vez, cierras los ojos y dejas de respirar, pides al agua que se lleve la crueldad, pides a la corriente que te borre el dolor y que cada gota cure tu corazón, danzas bajo el agua con gracia y con amor, te descubres bajo la superficie bailando sin parar, no eres danzarina, nunca más, ahora eres sirena que nada sin parar, ahora eres parte del agua y la vida del mar, ahora fluyes y te liberas, ahora eres infinita y eterna, ahora, danzarina adorada, nunca más necesitarás de otra vida en la tuya. 


Aran Nilo


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Lo intenté


Por cada canción que escuché en su nombre, por cada lágrima que derramaron mis ojos por amor, por cada incoherente excusa y cada carente justificación, al esfuerzo inagotable y a la constante determinación que aún reina en mi corazón... Al intento de no caer en el amor.

꧁Lo intenté


Lo intenté con cada fibra de mi ser, lo intenté cada segundo que por ti respiré, lo sigo intentando cada día, incluso en la más inmensa de tus ausencias, en el más imperdonable de tus fallos, intenté permanecer enamorada por la eternidad y amarte fielmente sin cesar, intenté que mi corazón permaneciese invicto ante el dolor y eterno en el furor del perdón, lo intenté y nunca funcionó.

He aprendido a apartarme del dolor de tu traición, he aprendido a levantarme de los golpes que me ha dado tu adiós, pero tu despedida sigue susurrando y eterna vive en mi memoria, me repite cada día que me has abandonado, que has abandonado la certeza de la bondad por la posibilidad de lo moldeable, de aquello que podrías manipular y, es aún más visible a pesar de mis esfuerzos, que al final he sido otro de tus experimentos, aunque debo admitir para mi orgullo que soy el más feroz de tus intentos.

No he sido tu acierto, no he sido tu gran logro, he sido más bien aquello que ha destruido tus planes perfectos, he sido aquello que se salió de tu control y que pese al yugo que ejercía mi corazón, se ha liberado de las cadenas que tontamente llamó amor, aunque lo intenté, intenté como jamás podrás reconocer el permanecer a tu lado con bondad, el mostrarte cuál grande era mi corazón y cuán pura la intención, lo intenté hasta que tu misma existencia fue insoportable, lo intenté hasta que mi soledad en las noches era asfixiante, lo intenté hasta que mis sueños idílicos se volvieron pesadillas irrepetibles y mi más grande acto de valentía fue reconocer tu cobardía.

Lo intento aún cada día, ya no estás en mi vida, he olvidado hasta tu voz, vagamente recuerdo la forma de tu rostro y el sonido de tu risa, vagamente mi corazón se ilumina ante el recuerdo e intento, intento nuevamente suprimir el dolor que sale a tu encuentro, sustituirlo por crueldad y endurecer mi corazón ¿Con cuánta facilidad has olvidado mi existir? Quisiera poseer la misma destreza y no sólo tener que intentar, procurar, probar… Fallar.


Aran Nilo


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Baúl de dolor

  Sacado directamente del baúl olvidado de mis escritos, con unos cuantos meses de haberse escrito. No te preocupes, querido lector, mi alma...

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