Para ti, que con tu dulce calor pretendes dar luz a mi interior, a ti, que deseas comprender por qué me aferro a la soledad.
꧁Mi Filofobia꧂
Si pudiera explicar realmente lo que siente mi piel, si existiera una
manera de definir fervientemente cómo arde mi subconsciente y la fuerza en la
que se derrumba mi valor, si pudiera enseñarte abriéndome el corazón, la manera
en que duele el amor. No puedo expresar infalible, en cuántos pequeños trozos
se resquebraja la vida que llevo, cuando el más mínimo indicio de aquel idílico
sueño asoma su luz. No sabría cómo decirte que me hace arder, aterrar y me
obliga a correr, a huir, de mí, de los demás, de todo aquello que se defina
como felicidad.
Me he quedado llena de dolor y si la definición es correcta, también de
traumas que me revientan sin compasión y susurran a mi corazón que todo aquello
que se defina como cariño conlleva una profunda traición, es entonces cuando mi
propio existir divide y define cada tipo de amor, porque no es el amor a una
madre el que me lastima, pues no es el amor a mis amigos el que me quema, no es
el amor a los animales el que pueda matarme, es la idea del amor a otro ser y
la idea de la pareja, la que me consume viva y me aterra, me entristece y
enluta mi alma, pone el cielo gris y mil tormentas se desatan, se despierta mi
sentido de alerta y me grita que corra con fuerza, que levante mil muros y
ahuyente a todo aquel que quiera acercarse, sincero o traicionero, puro o
desvergonzado, al final acabará siendo un recuerdo del pasado y un hueco en el
futuro.
¿Cómo podría librarme de este terror? Si yo misma he elegido tal acción,
cuando más quebrada me sentía, cuando más profundo me dolía la mentira del
amor, de la vida y la aventura de cruzar mil vidas junto a una misma alma,
ligada a un ser que siempre estaría al anochecer y al amanecer, cuando la
confianza no existía y mi corazón sufría, entonces deseé con fervor rechazar y
temer el amor, para crearle a mi alma una fuerte convicción que mantuviese mis
sentimientos privados del dolor de ser entregados a seres sin corazón. ¿Cómo
reprocharle entonces a mi esencia oscurecerse ante su presencia? ¿Cómo querer
tan siquiera resistir el tormento que su mínimo indicio le provoca a mis
recuerdos? Como si una pequeña ventana a las penumbras de mi alma y al abarrote
de mis recuerdos maltrechos y dolidos se abriese, como si una melodía perpetua
resonara en mis latidos y repitiese con incansable seguridad que el amor es tan
sólo la llave del mayor de los desastres y la condena eterna de la luz de mi
alma.
Rehuyo entonces de la más pequeña muestra de pasión, verdadera o ilusión,
se forma un imponente nudo en mi corazón ante cualquier cumplido con intención
de anidar en lo profundo de mis latidos y llegar directo a la fortaleza de
muros que rodea mi corazón. Recuerdo con calma los días de mayor dolor, cada
promesa, cada imagen que visualizó mi consciencia cuando el dolor quemaba, con
el fin de protegerse, no le temo a mi temor, no pretendo cambiar mi convicción,
me convenzo de que mi soledad es mi mayor muestra de amor y que los caminos que
me depara la vida son más seguros en mi soledad, en mi profundo abandono de los
lazos sentimentales, en mi adoración al tiempo conmigo misma y es que, por
primera vez en mi vida comprendo la grandeza de mi soledad y el potencial de mi
propia compañía, probando tan maravillosa dicha y recordando el infierno
disfrazado de amor, prefiero mil veces los desiertos en soledad que el mayor oasis
en compañía.
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