A la pequeña Ana, que un día tuvo un trocito de mi corazón, quien con su alegría me hacía adorarla en los buenos días y quién, ante la tentación y el mundo del amor, eligió la traición y el rencor para su corazón.
꧁A la pequeña mujer꧂
Si miro en mi
consciencia y consulto en mi interior, debo admitir que no existe temor a tu
existir, que no queda rastro de odio o de rencor, que no eres más que un
agridulce recuerdo del que no gusto hablar. Cuéntame pequeña mujer ¿Cómo late
tu corazón? ¿Has embellecido más en estos meses que no he podido contemplar tu
ser? He de decir que ya no te echo de menos, pues he comprendido que nunca tuve
motivos para extrañarte, sin embargo, te escribo estos versos, que nunca serán
leídos por tus ojos chocolate, esperando que, a pesar de todo, los sientas
rodearte.
No quiero
aparentar bondad o llamarme santo, sin embargo, te envío un abrazo, quizás no
lo desees y tal vez, con certeza, no lo necesites, pero lo envío de todas
formas, para que te cubra, para que te cuide. Guardé en mi alma tanto rencor
alguna vez por ti, guardé en mi pecho tanto dolor, te entregué dolor y te
entregué crueldad, quizás no suficientes, mas no mereces más. Traicionaste mi
confianza, derrumbaste mi corazón, fuiste quien tiró el primer pilar de mi alma
y aún de las ruinas construí más, me alcé, seguí, pero ¿Quién diría que tú sólo
serías el inicio de la tempestad?
Me aferré a
culparte y a odiar tu proceder, porque quería perdonar a ese otro ser que me
falló, porque siempre opté por cuidarle a él, por perdonarle y anteponerle a
todo ser, ahora comprendo mejor el por qué, cada vez que yo decía de perdonarte
y disculparme, enfurecía y decía que yo estaba mal, ahora entiendo que siempre
estuviste junto a él y su propia culpa no le permitía tolerar mi deseo de paz.
No voy a disculparme nunca, pequeña mujer, no voy a decirte que siento lo que
te dije o que me retracto de mis palabras, pues en su momento fueron la más
grande sinceridad de mi alma, pues en su momento te ganaste a pulso la
desgracia, sin embargo sí cometí un error, poner en ti todo el peso que era de
dos, descargar en ti todo el resentimiento, cuando tú eras tan sólo otra ficha
de su juego, cuando tú eras, a consciencia, sólo una excusa en su experimento.
Ahora me
pregunto, pequeña escritora ¿Ha encontrado la paz tu alma? ¿Tienes su amor y
llena tu corazón como realmente lo mereces? Quisiera pensar que, aún tras tanto
mal, podrás hallar la bondad, aunque me temo que en él no está, sin embargo,
intento consolar mi alma marchita diciéndome que son dos piezas hechas a la
medida, con el mismo grado de malicia y mentira, sin embargo, pequeña, aún
siento que no mereces la crueldad de su presencia.
Sé bien lo que el
amor nos ciega, sé en mi carne lo que el amor sincero causa, no pondré en tela de
juicio tus sentimientos, pues ya tuviste suficiente, sé que a tus ojos soy el verdugo,
sé que en tu mirada soy la villana, oh, pequeña adorada, no sabes cuánto habría
dado por no ser tu villana, si tan sólo en medio de su tiranía, se hubiese
decidido a seguir su vida atada a la tuya. Pequeña de cruel proceder, aunque
merezcas castigo, existir como vives es suficiente tortura, pido a la vida que
tenga un poco de benevolencia y, en el potencial de tus creencias, te permita
dar luz al mundo, una luz positiva, pues dentro de todo lo malo que emana de ti
por mí, puedo decir con certeza que existe algo bueno, aún cuando sepa, después
de mi vivir, que puedo equivocarme y volverme a arrepentir.
꧁Aran Nilo꧂
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