Al hombre que pronto se hizo poesía en mi corazón, al deslumbrante guerrero que se adueño de mi pensar, que plantó en el valle infértil de mi alma, enredaderas de confianza, al ser que con su voz guía mi camino y cuyo inigualable pensar, ha abierto un mundo de conocimientos y sentimientos únicos para mí. Para Kujo, Avy jorrāelan.
꧁¿A dónde me lleva tu mirar?꧂
Cálido atardecer, dulce sol que se refleja en las hojas del otoño. Inundas de luz todo lo que ven tus ojos, me enloquece el largo de tus pestañas, que me enreda profundamente en tu mirada, esa adictiva confianza que emana de tus pupilas y alegra mis mañanas.
Me falta aire sin tu respiración, se agota el oxígeno de mi corazón, solo necesito un pequeño beso que devuelva mi calor, que me inunde el rostro de color. Solo la idea del tacto suave de tu piel y el apetito se apodera de mi ser, un solo segundo para recorrerte con las yemas de mis dedos y que se queme mi cuerpo entero.
Me encanta tu humor aunque me haga enojar y adoro lo intrincado de tu hablar, adoro saborear tus palabras con mis oídos para poderlas interpretar y verte tan distraído mirando tus propios trazos. Conservo en mi memoria tu imagen recurrente, aunque evito revisarla de forma consciente, eso solamente en afán de contenerme, de no soltar mis sentimientos desbordantes por tenerte.
Tu ondulado cabello largo me hace suspirar, me quedo mirándote por eternos momentos, apreciando hasta el más mínimo de tus gestos, como tu risa inunda mi pecho y la forma en que tu voz acaricia hasta la punta de mis dedos. Eres terriblemente encantador, odiosamente adictivo, mi pecado favorito.
Tu piel no me puede gustar, es una palabra que no llega a encajar. Me encanta, me encanta cada centímetro que puedo acariciar, incluso cuando mis dedos se fragmenten al tocar, como si dolieran, conteniendo toda la energía de mi vida en la punta de mis manos, intentando no adueñarse hasta de los vacíos en tu cuerpo.
No, no me puede gustar, me encanta el tono canela de tu ser, la pregunta constante, imaginarme que arderá en mis papilas, quemará hasta evaporar mi saliva… el conjunto que te compone, paraíso de sensaciones, infierno de mis emociones.
No quiero pensar, tan siquiera recordar, mi mente se desvive en vida por tu obrar, todo lo que anhela te rodea solo a ti, eres núcleo de mi centro cuando estás aquí, destructor de todas mis inhibiciones y forjador de nuevas ambiciones, inspiración descontrolada, libertad de todas mis ansías, incertidumbre de mis añoranzas.
Me enredas en tus brazos con gran facilidad, como si ese efímero abrazo fuese mi hogar. Anhelo perderme en ti, pero no salto al abismo que eres para mí. Me contengo, contengo mis sentimientos, levanto los muros que llevamos dentro y releo nuestros argumentos. No puedo perderme en ti, no puedo adorarte hasta morir, porque mi corazón aún no aprende a querer sin desgarrarse así.