lunes, 21 de abril de 2025

¿A dónde me lleva tu mirar?



 

Al hombre que pronto se hizo poesía en mi corazón, al deslumbrante guerrero que se adueño de mi pensar, que plantó en el valle infértil de mi alma, enredaderas de confianza, al ser que con su voz guía mi camino y cuyo inigualable pensar, ha abierto un mundo de conocimientos y sentimientos únicos para mí. Para Kujo, Avy jorrāelan.

¿A dónde me lleva tu mirar?

Cálido atardecer, dulce sol que se refleja en las hojas del otoño. Inundas de luz todo lo que ven tus ojos, me enloquece el largo de tus pestañas, que me enreda profundamente en tu mirada, esa adictiva confianza que emana de tus pupilas y alegra mis mañanas. 

Me falta aire sin tu respiración, se agota el oxígeno de mi corazón, solo necesito un pequeño beso que devuelva mi calor, que me inunde el rostro de color. Solo la idea del tacto suave de tu piel y el apetito se apodera de mi ser, un solo segundo para recorrerte con las yemas de mis dedos y que se queme mi cuerpo entero.


Me encanta tu humor aunque me haga enojar y adoro lo intrincado de tu hablar, adoro saborear tus palabras con mis oídos para poderlas interpretar y verte tan distraído mirando tus propios trazos. Conservo en mi memoria tu imagen recurrente, aunque evito revisarla  de forma consciente, eso solamente en afán de contenerme, de no soltar mis sentimientos desbordantes por tenerte. 

Tu ondulado cabello largo me hace suspirar, me quedo mirándote por eternos momentos, apreciando hasta el más mínimo de tus gestos, como tu risa inunda mi pecho y la forma en que tu voz acaricia hasta la punta de mis dedos. Eres terriblemente encantador, odiosamente adictivo, mi pecado favorito. 

Tu piel no me puede gustar, es una palabra que no llega a encajar. Me encanta, me encanta cada centímetro que puedo acariciar, incluso cuando mis dedos se fragmenten al tocar, como si dolieran, conteniendo toda la energía de mi vida en la punta de mis manos, intentando no adueñarse hasta de los vacíos en tu cuerpo.

No, no me puede gustar, me encanta el tono canela de tu ser, la pregunta constante, imaginarme que arderá en mis papilas, quemará hasta evaporar mi saliva… el conjunto que te compone, paraíso de sensaciones, infierno de mis emociones. 

No quiero pensar, tan siquiera recordar, mi mente se desvive en vida por tu obrar, todo lo que anhela te rodea solo a ti, eres núcleo de mi centro cuando estás aquí, destructor de todas mis inhibiciones y forjador de nuevas ambiciones, inspiración descontrolada, libertad de todas mis ansías, incertidumbre de mis añoranzas.


Me enredas en tus brazos con gran facilidad, como si ese efímero abrazo fuese mi hogar. Anhelo perderme en ti, pero no salto al abismo que eres para mí. Me contengo, contengo mis sentimientos, levanto los muros que llevamos dentro y releo nuestros argumentos. No puedo perderme en ti, no puedo adorarte hasta morir, porque mi corazón aún no aprende a querer sin desgarrarse así.

Darrow


Si te ha gustado,  compartélo con aquellos quienes puedan gozar esta lectura tanto como tú, infinitas gracias.


sábado, 12 de abril de 2025

Clamor al olvido

Apasionada composición, destrucción de la alegría y nacimiento del dolor, una joya escondida en el cajón del olvido, de aquellos textos que guardé solo para mí, un recuerdo atemporal del poder inspirador que la desdicha nos otorga, cuando dejamos que el dolor se haga arte. 

꧁Clamor al olvido꧂

Desasir, te extraño, como si me faltase el aire cuando te recuerdo, como si me faltase el latido cuando te pienso. Quisiera borrar el haberte conocido de mi vida para siempre, borrarte como quien arranca una hoja de un cuaderno, como quien desentierra la raíz de una flor para que no crezca jamás. Me haces tanta falta que nunca llegarás a comprender el dolor eterno que me causa tu partida y la idea misma de que nunca te tendré, que nunca te tuve. 


Estoy asustada, perdida, triste, me ahogo en un mar cuyas corrientes llevan tu ausencia, cuyo fondo se decora en corales sin tu presencia, me muero lento, pero no me muero de ti, me muero de la vida injusta que me golpea sin tregua, me ahogo en las pruebas del todopoderoso que me niego a dejar que me venzan, me asfixio en lo que no entiendo y en el dolor que seguir existiendo me causa, y, en medio de todo lo que me asesina lentamente, te extraño a ti.


Extraño tu risa y tu voz, extraño que todo esté bien porque estás vos, extraño y extrañando me quedo sin aire mientras escribo, sería más fácil borrarte y así, sin pensarte, sin olvidar algo que nunca existió, sobrevivir a la inclemencia de la vida que me tocó, porque los dos sabemos que me tocó, que inexplicablemente me tocó, que voy a estar bien, pero cómo te echo de menos para saber que podré. 


Enigma, la vida perdió tantos colores cuando te fuiste, los días dejaron de ser dulces de vivir y la agonía de ser yo se hizo más vivida porque ya no estabas aquí, aún me duele, me dueles, pero no es tu culpa, no es culpa de nadie, que yo no pueda morir. Viviendo me condeno y condenada lejos de ti me desmoro entre versos… qué lejos llegó esta vida y que duro es seguir respirando, sin respirarte.


Si hubiese sabido todo lo que iba a pasarme en la vida y todo lo que tendría que vivir, cada enfermedad, dolor y dificultad, yo habría elegido no conocerte, no vivirte, no saberte, no amarte, porque por saber que estuviste y por amarte, me siento en el limbo y me arrastro en un sinsentido de sentimientos muertos… si no estuvieras aquí, aquí en mi cabeza, aquí en lo más hondo de mi alma y en los rincones más complejos de mi corazón, no me dolería tanto sentirte ausente, podría con toda esta mierda de incoherencias que es mi existencia y no me partiría el alma todo lo que se me quiebra sin ti. 


Desasir, ojalá nunca haberte conocido para que hubieras sido feliz de verdad, ojalá nunca haberte amado para poder desperdicirme con alguien más, tal vez con alguien que si se hubiese podido quedar. Ojalá no dolerme como me dueles y ojalá no anhelarte cada vez que llueve y los relámpagos iluminan la ciudad, ojalá no quererte y perderte, porque aunque sé que a tu abandono se vive, me quiebra sentirte presente en mi mente y recordarme a mí misma que jamás en mi vida podré verte, abrazarte, besarte, amarte… ojalá que esta parte de mi memoria que aún te tiene dentro se muriera o que me muriera yo, o se muriera todo, a ver si me libro del dolor que es seguir viviendo.

 

Darrow


Si te ha gustado,  compartélo con aquellos quienes puedan gozar esta lectura tanto como tú, infinitas gracias.

¿Ya leíste este fragmento?

¿A dónde me lleva tu mirar?

  Al hombre que pronto se hizo poesía en mi corazón, al deslumbrante guerrero que se adueño de mi pensar, que plantó en el valle infértil de...

¿Qué están leyendo los demás?