Inspirado en los momentos en que vivir supera mi realidad, cuando cada latino me roba la libertad. Un texto que busca desahogar mi corazón, liberar la presión que consume mi razón.
꧁Espinas, infértil corazón꧂
Que crezcan espinas que
rasguen mi piel, que destrocen mi alma y todo mi ser, que nunca jamás vuelva a
nacer.
¿Qué sentido tiene
vivir con la desdicha entre tus dedos? ¿Para qué robarle oxígeno a este mundo
imperfecto? La vida es la idea efímera del amor, el sueño imposible de
encontrar el timón, direccionar tus latidos y tomar el control. No quiero, no
es falta de capacidad, es ausencia de estimulación, simplemente he perdido los
sentidos a cada día que vivo sin color.
No encuentro sabores,
aromas o tactos, no existe un ápice de riqueza en aquello que palpo, no tengo
un deseo que anhele perseguir o una pequeña meta que muera por cumplir. Desabrida
presencia, vagando en medio de mi propia inconsciencia, sin saber realmente que
motiva mi permanencia en este plano lleno de ausencias.
He dicho todas las
palabras de amor que podría pronunciar, hasta sacarlo de mi alma y vaciarme sin
dudar, he perdido la fe que podía con orgullo ostentar, ahora sólo me queda mi profunda
dualidad. No busco perecer, no busco permanecer, no salto al abismo incierto a
mis pies, no evito el borde por no caer, me asomo de vez en vez, considerando
qué tan rápido podré ceder.
Nos busco hacerme daño,
no busco mi final, lo pido silenciosamente mirando el tic tac. Cada movimiento
de las manecillas del reloj, estoy un poco más cerca de conquistar el adiós. Si
mis deseos pudieran manifestarse en mi piel, se abrirían grietas desbordantes
de espinas, fluiría cual rio al mar, el carmesí que me envenena sin más,
fragmentaría mi cuerpo tanto como lo está mi alma, si es que aún quedan vestigios
de ese despropósito que me marca.
No estoy hundida en la
tristeza, más bien soy pura desesperanza, el final de todos los sueños que algún
día imaginé con añoranza. Soy letras carentes de calor, témpanos de dolor clavándose
en mi interior. ¿Dónde está el talento que convierte el sufrimiento en capullos
a punto de florecer? ¿Dónde está la capacidad de levantarse una y otra vez?
Me quedo en el suelo,
tan inerte como yo, tan infértil como mi propio corazón, esperando que la
tierra me trague o el cielo me sepulte, sin amarrarme a la vida, sin buscar mi
muerte, en el limbo de existir sin más en mente.