martes, 10 de diciembre de 2024

7 DICIEMBRE 2024

 


En conmemoración a la partida de mi abuelo, a los sentimientos que nunca pude decir en voz alta, pero que inmortalizados llegarán a él, a los sentimientos que transmitió mi corazón durante los últimos momentos, al recuerdo feliz y a la melodía misma que siempre fue. 


꧁7 DICIEMBRE 2024꧂



Llevo quizás más tiempo del que quisiera admitir, evitando llorar, conteniendo mis sentimientos tras pretextos cargados de verdad, el tiempo, el deber, mi fortaleza que sostiene a tu mitad.

Pero dime ahora cómo entiendo todo y lo proceso, juro que intento no pensarlo para no caer en un bucle de tristeza que me nuble la visión y llorar un mar de nostalgia disfrazada de agua salada. Es que yo siempre debo ser estoica y apacible, yo debo ser fortaleza inquebrantable, debo, debo, debo...


El cantante perdió la capacidad de hablar, me destroza el alma de tan solo pensar en tu realidad, el caminante incansable ahora no se puede mover, el hombre alegre no para de llorar, el espíritu indomable está atado a una cama de hospital.


Y entre mi llanto y la realidad que me duele aceptar, mi mente vuelve a un momento en concreto, un solo momento en mi larga y destruida existencia que se ha formado de estos recuerdos maravillosos... Tengo unos 6 o quizás 7 años, solo veo montañas y caminos, verdes, tantos como abarca mi vista, arboles, flores, cercas de alambre y estacas, barro y sol. Detrás estás tú, a veces delante, con tu sombrero blanco, una maleta bastante grande, botas de caucho negras y tu usual forma de vestir, ese bigote siempre bien cortado y teñido de negro, y ahí voy yo, con mis botas azules de caucho, mi maletita con algunos conjuntos y una bolsita blanca llena de galgerías, recuerdo que entre todas iba una nucita... Todas me las compraste, lo que la niña quiera, decías.

Y me dejabas ir, caminar, explorar, de vez en vez me contabas alguna historia sobre el sitio por el que pasábamos, me señalabas la casa de algún familiar, sostenías el alambre de puas para que yo pasara entre él sin dañarme, cuidabas de mí, horas y horas caminando, me sentía en una gran aventura, junto a mi abuelo.

Y ahora, si yo pudiera quitarte el dolor, si pudiera cambiar el miedo que debes estar sintiendo, porque yo sé lo que es estar ahí, sé lo que se sienten esos tubos, esas máquinas, esas miradas... Sé lo que se siente no poder hablar, caminar, ser tú, por ti mismo... Si pudiera cambiar algo por ti, lo haría sin pensarlo, sin dudarlo, sin siquiera meditarlo, si pudiera volver un segundo a ese viaje que hicimos, a esa caminata por las montañas y campos, y quedarnos ahí, quedarnos un ratito en el pasto, viendo el cielo, comiendo papas con gaseosa... Si pudiéramos, te lo concedería sin rechistar.

Sé que puedes soportar muchas cosas... Pero sé que ese lugar, esas ataduras y limitantes no son para ti, el dolor... El miedo, la soledad, no tienes que forzarte a luchar, cómo a pesar de mi deber, en este momento no me fuerzo a resistir, lloro cada una de estas letras, aunque tú nunca las llegues a ver, escuchar... Por favor, no sufras tanto, diste lo mejor que podías, puedes descansar, nosotros estaremos bien, pero, no sufras más.

Darrow


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