Escrito en una tarde de infinita agonía, rememorando la fragilidad que se siente ante la traición a toda creencia y la efímera ilusión de lo eterno.
꧁El caballero sin amor꧂
Carezco de dicha y pasión, carezco del
impulso para sostener con firmeza mi corazón. He sido un guerrero que peleó
todas sus batallas con verdad, incluso cuando la verdad lo destrozara.
He sido verdugo sin clemencia y adicto al dolor, he sido llanto y sevicia que rompe el corazón, he huido de mí mismo y gritado al exterior que de vacía desdicha está llena mi alma y tortuosa mi existencia, prolifera en la inmensidad inestable de mis vivencias, la eterna tristeza. Dejé todo escudo y derrumbé todo muro, creí en mi potencial de creer en lo imposible y proteger lo insostenible, se sacrificó entonces la felicidad plena y se rompió hasta el polvo mi pasión, cuyo único objetivo era perseguir el idílio del amor por siempre.
Me miro en mi reflejo y el cuerpo no
revela lo que lleva dentro, cuán hermoso y engañoso es nuestro propio
envoltorio. Cuán ingenua es la mirada que niega al alma la verdad que se
esconde tras sus ventanas, cómo puede el corazón apostarse hasta sí mismo y
recogerse orgulloso en trozos, aún en sus fracasos.
Cuán habilidosa es mi consciencia
que se parte, se refleja, que de cada trozo pretende crear belleza, como si con
soplar fuese suficiente para remediar lo que se quiebra. Infinita alma que
lucha por prosperar en la inocencia, defendiendo con vehemencia lo que él le ha
arrebatado, intentando enterrar en lo profundo de su existencia la clemencia
que le ha propiciado el mayor dolor, y la eterna creencia en la falsa verdad de
su corazón.
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